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Coco con un signo de interrogación

Ilustradora: Romi Mosquera

¿Por qué el aceite de coco no es tan genial como parece?

14 Jul 2020 | Cuidate, Redactora: Rusa

De un momento a otro, el aceite de coco se convirtió en ese producto salvador que nos iba a cambiar la vida: bueno para el pelo, para la cara, para comer… Sin embargo, el aceite de coco no es tan genial como parece: hay algunas cositas que estaría bueno que tuvieras en cuenta a la hora de utilizarlo para aprovecharlo en aquello que sí sirve.

En el pelo

El aceite de coco es uno de los más pesados, tanto que puede generar una barrera entre tu pelo y el agua. Si usamos y abusamos del aceite de coco, lo único que vamos a conseguir es sofocar el pelo y el cuero cabelludo.

La hidratación al pelo se la damos con humectación, mientras que el aceite de coco es un sellador. Es decir, si no lo retiramos correctamente, no vamos a permitir que el agua entre en la cutícula y no vamos a lograr que la hidratación llegue al cabello.

Además, el aceite de coco es uno de los pocos que logran penetrar en la fibra capilar. Como sabemos, el agua y el aceite no se mezclan, por lo que el aceite de coco repele el agua… Si a todo esto sumamos que estás haciendo una rutina con shampoo sin sulfatos o un co-wash (lavado solo con acondicionador) sin surfactantes (es decir, limpiadores) suficientemente agresivos como para eliminar el aceite, lo que vas a hacer es acumularlo en el pelo y empeorarlo cada vez más.

El aceite de coco no necesariamente es malo, pero lo ideal es no aplicarlo directamente sobre el pelo y usar productos que lo incluyan, pero no entre los primeros cinco ingredientes. Otra opción es usarlo a veces y como tratamiento previo al shampoo.

En la piel

Es probable que hayas visto que el aceite de coco es bueno para desmaquillar, para hidratar e incluso que tiene propiedades antibióticas que pueden ayudarte con el acné.

La realidad es que es uno de los aceites con mayor índice comedogénico: no se absorbe ni penetra en los poros, por lo que queda en la superficie y los tapa. Esto te va a generar granitos, enrojecimiento, alergias, comezón, inflamación… Si tenés la piel mixta, grasa o con granitos, no es recomendable ni siquiera como desmaquillante.

Para cocinar

El aceite de coco ha conseguido gran fama también en el mundo culinario, especialmente en muchas recetas veganas dulces como sustituto de la manteca (una vez hice unos brownies con aceite de coco y, cuando se solidificó, más que para comer eran una especie de arma letal).

El aceite de coco tiene hasta un 82% de ácidos grasos saturados, lo que hace que se pueda calentar a grandes temperaturas y sea muy versátil a la hora de cocinar. Se ha promocionado muchísimo ya que contiene ácido laúrico, que se conoce por tener algunos aportes beneficiosos a la salud (entre ellos, propiedades antivíricas y antibacterianas), pero también contiene otros ácidos grasos saturados que no son tan beneficiosos…

Además, no todas las composiciones de los aceites de coco son iguales, por lo que su grado de sanidad depende de cómo fue fabricado.

¿Qué pueden hacer este tipo de aceites? Dañar las venas y arterias y generar enfermedades cardíacas, elevar el colesterol en sangre e irritar la mucosa del intestino. Es mejor buscar aceites más saludables como el de canola o el de linaza.

Además, algunos expertos han considerado que es bueno para quemar grasa del área abdominal por sus triglicéridos de cadena media, que comprobadamente favorecen al consumo eficiente de calorías. La realidad es que, aunque tenga estos triglicéridos, el aceite es muy calórico, por lo que en costo/beneficio no conviene.

Medio ambiente

Hoy en día, el cultivo de cocos se realiza en zona ecuatorial principalmente. A menudo, para la producción del aceite de coco se talan las selvas tropicales. Además, su producción requiere más espacio que el aceite de palma, ya bastante dañino para los ecosistemas.

Rusa Amo las papas fritas. Machista en reconstrucción hacia un feminismo que nos libere. Una vieja de alma en un cuerpo relativamente joven. Escribo, corrijo, edito, leo, duermo

Ilustración: Romi Mosquera

Este artículo fue ilustrado por una integrante de nuestro equipo de colaboradoras fijas. ¡Sumate vos también! Acá podés encontrar un formulario para ponerte en contacto con nosotras.

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