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Aparece Maruen en blanco y negro. Se encuentra en  el medio, sonriendo y con una taza en las manos. Tiene el pelo corto hasta los hombros, ondulado y medio recogido, usa lentes.  En contraste está el fondo arcoíris.

B es por bisexuales

En el Mes de la Diversidad, charlamos con personas LGBT

Esta nota es parte de una serie sobre la comunidad LGBT que saldrá cada martes de setiembre, el Mes de la Diversidad. ¿De qué hablamos cuando hablamos de personas lesbianas, gay, bisexuales y trans? ¿Cómo juega esto con otros aspectos de nuestra vida?

¿Por qué nombrarnos?

“La importancia de nombrarse en general, como persona, ya es importante” comienza explicando Maru cuando le preguntamos por qué era importante nombrarse como bisexual. Es que, para ella, nombrarse lo es (casi) todo: al hablar de personas bisexuales “hablamos de personas que se consideran bisexuales, que eligen nombrarse de esa forma; es re importante: uno elige cómo nombrarse”. Pero la cuestión acá, para las personas LGBT en general y bisexuales en particular, es poder nombrarse como disidencias de la norma, como desacuerdo con lo impuesto. ¿Nombrarse para qué? Para tener identidad, para poner sobre la mesa nuestras experiencias: “Al nombrarte te empoderás. Tenés una identidad, un grupo al cual pertenecés. No es lo mismo, [hay quienes dicen] que hay demasiadas etiquetas: ya está, somos todos gays, somos todas tortas, pero no es lo mismo, porque en realidad como bisexual hay determinadas particularidades, cosas que a mí me pasan que no le pasan a una mujer que es lesbiana, a una mujer cis hetero”.

A pesar de sufrir experiencias distintas a las mujeres lesbianas, las mujeres bisexuales son muchas veces leídas como tales: “Yo me considero bisexual, pero tambien me considero torta, porque cuando estoy saliendo con una mujer, que estoy chuponeando en la esquina, en la calle, he sufrido situaciones de acoso y de violencia, situaciones bastante jodidas, que no me pasaban [cuando me leían] heterosexual”.

Maru se nombra bisexual y a veces torta, y se entiende parte de la comunidad LGBT, a diferencia de otras mujeres lesbianas o bisexuales que buscan desprenderse de la comunidad por la latente misoginia que continúa existiendo en estos espacios. Para Maru, que no se identifica con un feminismo separatista (que plantea la completa separación de las mujeres y los hombres en el movimiento), “los varones también son afectados por el patriarcado, los varones gays son muy afectados por el patriarcado, no tanto como las mujeres, pero también lo son. En general, a todas las disidencias sexuales el patriarcado las muele a palos”.

Desde los 13

Salir del clóset puede ser más fácil ahora que en otros tiempos, pero para muchas personas continúa siendo uno de los momentos más difíciles. Para Maru, por suerte, no fue el caso.

“Yo me di cuenta de que era bisexual muy chica, a los trece; que me gustaban las gurisas y los gurises, que es más amplio que varones: me gusta más de un género, [entonces] soy bisexual, fin”.

“Tuve relaciones monógamas heterosexuales durante muchos años, lo que hizo que mi familia y mi vida social no se viera muy afectada por esa bisexualidad que no pasaba del plano teórico. Como mucho, charlas con amigas que me preguntaban si me animaria a estar con una mujer, o en facultad, que mis compañeras me hacían pila de preguntas”.

“Cuando empecé a salir con una gurisa, ya tenía como veintitrés, ni lo avisé en casa. [Cuando] me preguntaron por qué se quedaba tanto en casa, les dije que era mi compañera y después le comenté a mi padre que iba a venir con tal persona porque estaba saliendo con ella, y me respondió ‘ah, ok’. Se lo tomaron como pudieron, con pinzas, me recibieron muy bien todos. Casi toda mi familia se enteró por Instagram [risas]”.

Bisexual en lugares

Ser lesbiana o bisexual es recibido de distintas formas en distintos lugares. Ya hablaba de esto Dani en la nota sobre lesbianas, y Maru lo menciona también. Amigos, familia, compañeros de trabajo o estudio, y el mismo espacio público. Como mencionaba antes, en la calle ha “sufrido situaciones de acoso y de violencia, situaciones bastante jodidas […]. Por ejemplo, me pasó que un hombre me persiguiera con el pene en la mano por cuadras, esas han sido mis experiencias en la calle”.

Más que un estereotipo

Nos guste o no, la bisexualidad está cargada de estereotipos, como todo lo que salga de la norma, desde la diversidad sexual u otros lugares. Para el mundo, las y los bisexuales son, antes que nada, potenciales infieles. “¿Qué es la infidelidad?”, se pregunta Maru, “es cuando rompés un contrato, un acuerdo que tenés con la persona que estás teniendo un vínculo sexoafectivo. Si lo definimos de esa forma, no veo por qué ser bisexual te va a llevar a romper ningún tipo de acuerdo, no tiene sentido esa pregunta [sobre estereotipos], es bifóbica básicamente”.

“El otro día leí un hilo hermoso en twitter” dice con sarcasmo “que decía algo como ‘¿vos estarías con una persona que es bisexual?’ Un montón de personas decían que no porque no podían competir con el otro género, porque me falta esto o me sobra aquello. Una cuestión súper genital que ni en pedo nos pasa a los bisexuales, porque no te gusta solo un género, te gusta más de uno; entonces, si yo estoy con una persona y tengo un acuerdo, no tengo por qué no cumplirlo”.

La realidad es que existen personas bisexuales que son infieles, pero no tiene nada que ver con ser bisexual: “Puedo ser un sorete infiel bisexual, pero la mayoría de los infieles son cis heteros varones”.

Sofía

Montevideana de Florida. Hago tantas cosas que me las olvido. Lesbiana, feminista, muy politizada. Amo aprender cosas nuevas, las planillas y los sanguches calientes.

Fotografía: Mai

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