¿Por qué nosotras tenemos que resolver todo en el hogar? Hablemos de carga mental
ATENTI: Este artículo tiene lenguaje inclusivo*
Las tareas domésticas suelen recaer más en las mujeres, pero aún en esos hogares donde se comparten equitativamente con los hombres es común que seamos nosotras las encargadas de pensar, planear y repartir tareas. Esto es lo que llamamos “carga mental” y hoy queremos contarte un poco de qué va.
Del plan a la acción
Cuando hacemos un trabajo en equipo para el liceo, siempre hay dos momentos: el de planear y el de realmente llevarlo a cabo. Primero nos juntamos para ver qué vamos a hacer y cómo: nos sentamos juntes y priorizamos unas tareas sobre otras, decidimos qué tema vamos a elegir, qué imágenes vamos a usar, repartimos tareas (Fulanita se va a encargar de juntar información, Menganito de armar la presentación, etcétera).
A ese primer momento en que pensamos qué hay que hacer y cómo vamos a hacerlo podemos llamarlo etapa de coordinación o etapa de planeamiento. ¡A veces puede ser lo más difícil de todo el trabajo! Y después viene la etapa de llevar a cabo las decisiones que tomamos: esa sería la etapa de ejecución.
¿Pero qué tiene que ver esto con el feminismo?
Esta situación puede aplicarse también a todo lo que tiene que ver con el hogar y las tareas domésticas. Y el feminismo pone sus ojos en el hogar porque ahí se reproducen muchas de las desigualdades que siempre denuncia (acordate de que lo personal es político).
En casa, como en cualquier otro proyecto de equipo, también hay una etapa de planeamiento-coordinación y otra de ejecución. Pongamos un ejemplo para ilustrar el punto: Mamá se levanta temprano, piensa si podrá poner un lavado de ropa antes de irse a trabajar, piensa que hay que ir a la feria a comprar verduras, piensa que en la tarde hay que llevar al bebé a su control con el pediatra, piensa qué podrán cocinar para la cena, piensa que el sábado su suegra cumple años y que todavía no compraron el regalo… y, además, piensa cómo compaginar todas estas tareas con sus obligaciones laborales y sus actividades personales. Hace una lista, prioriza, ordena y decide cómo se va a organizar con su pareja para cumplir con todas esas cosas.
A lo largo del día aparecen nuevas tareas e imprevistos que también debe gestionar. Y sí, adivinaste, todo eso forma parte de la etapa de planeamiento/coordinación de las tareas del hogar. Después, va a venir el momento de ejecutarlas: probablemente mamá lleve a cabo la mayoría de estas tareas, pero seguramente arregle con papá para que él haga también una parte. Como sabemos, las responsabilidades domésticas suelen recaer sobre las mujeres, pero quizás en este hogar se dividan estas tareas y papá ejecute la mitad. Aun así, suele ser lo más común que mamá se haya encargado de la etapa de planeamiento-coordinación.
¿Entonces, qué es la carga mental?
A diferencia del ejemplo del trabajo para el liceo, donde todes participaban de la etapa de planeamiento y de la de ejecución, en el hogar la etapa de planeamiento suele recaer exclusivamente en las mujeres. A esto el feminismo le llama “carga mental”: nosotras tenemos que planificar, priorizar, coordinar, supervisar y tomar decisiones en relación con lo que pasa en casa. La mayoría del tiempo esta carga está invisibilizada e, incluso, muchas mujeres no son enteramente conscientes de que la realizan.
Quizás hayas escuchado a algún hombre decir: “¡yo siempre ayudo con las tareas del hogar!” o “yo te saco la basura todas las noches” o, incluso, “¡pero si no me pediste que entrara la ropa!”.
Esa manera de pensar las tareas domésticas pone a la mujer en el rol de responsable del hogar. Si ella no avisa, no pide, no recuerda, la tarea no se hace. Esto es una carga que todos los días ocupa nuestra mente y nos generan múltiples preocupaciones, estrés y cansancio.
Esto es lo que muestra la dibujante feminista Emma Clit con su comic Me lo podrías haber pedido, que popularizó el concepto de carga mental de las mujeres.
«Cuando un hombre espera que sea su pareja la que le pida que haga determinadas cosas la está viendo como la coordinadora de las tareas del hogar», explica la dibujante.
Original: Fallait demander, Emma Clit
¿Alguna vez pensaste cómo se planifican y gestionan las tareas domésticas en tu casa? ¡Hacelo y fijate quién se lleva la mayor parte de carga mental!
* El lenguaje inclusivo busca eliminar el neutro masculino que existe en el español: aunque haya solamente un hombre incluido, dejamos el todas para decir todos. Para esto, eliminamos el género de una y usamos siempre la letra “e”: todes, amigues, elles, nosotres. Si querés saber más de este tema, hacé clic acá.
Steph
Me gusta el té de coco, la política y el color rosado. No odio los lunes. Sueño con vivir algún día en Nueva York.
Ilustradora: Vale Martins