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Mujer cargando un cartel que dice "HARTA!"

Ocho de Mujeres

Corría el 2016. En Polonia el gobierno buscaba ilegalizar el aborto y penar con cárcel a aquellas que lo practicaran. En simultáneo, en Argentina, el femicidio de una chica de 16 años conmovía al país. En EE. UU., Donald Trump se postulaba como presidente y los republicanos, en contra de la accesibilidad a servicios de atención sexual y reproductiva, tomaban fuerza.

Llegó un punto en el que la desigualdad, la violencia y la cultura machista se hicieron insostenibles a lo largo y ancho de todo el mundo. Era necesario unirnos todas y gritar: ¡BASTA!

Así, desde el dolor y la rabia colectiva, surge el Paro Internacional de Mujeres, en una fecha ya conocida por el mundo entero: el 8 de marzo. El año pasado, mujeres de casi 50 países tomaron las calles bajo la consigna “Si paramos las mujeres paramos el mundo” con un claro mensaje: Si nuestras vidas no valen, ¡produzcan sin nosotras!

Pero… ¿por qué me importa?

Lo vemos desde lo más cotidiano hasta las terribles cifras de violaciones y femicidios: vivimos en una sociedad desigual que afecta diariamente a todas las mujeres. Una sociedad con características que incorporamos y aprendemos. Y así nos enseñan:

  • A ser calladitas, a “portarnos bien”, a no gritar.
  • A poner la mesa para nuestros hermanos y padres, a ayudar a mamá con la ropa.
  • A no vestirnos provocativamente, agachar la cabeza cuando nos gritan algo en la calle o nos tocan en el baile.
  • A no ser fáciles, ni mandonas, ni histéricas.
  • A no hablar de menstruación ni de sexo porque seríamos “ordinarias”.
  • A soñar con casarnos y ser madres. A sorprendernos frente a un padre que “ayuda”, como si no fuera tema de ambos.
  • A renunciar a nuestras carreras profesionales para cuidar de la familia e hijos, porque una mamá que viaja mucho por negocios mientras el papá está haciéndose cargo del hogar es una “mala madre”.
  • A tener un cuerpo y rostro perfecto para merecer un lugar en el mundo.

Papá Noel nos trae cocinitas, bebotes o artículos de limpieza mientras que a los niños le trae camiones, naves espaciales y superhéroes. Las publicidades de jabón en polvo nos dicen que nosotras, las mujeres, somos encargadas de la limpieza y los cuidados. Los celos, propuestos como demostración máxima de amor, nos dicen que somos propiedad de otro. La forma en que reaccionan si alguien divulga nuestras fotos íntimas nos hace sentir como si fuera nuestra culpa. Y así seguimos. La desigualdad salarial, el acoso callejero, las violaciones, las agresiones. Los femicidios.

Estamos HARTAS. Por eso, este 8 de marzo tiene que ser más nuestro que nunca. Por las mujeres que lucharon por los derechos que tenemos hoy, por nosotras y por las que vendrán.

Sumate al PIM, hablá con tus amigas, con tu familia, acercate a las marchas, charlá en el liceo o colegio con tus profes, pediles información o contales vos cómo te sentís y qué pensás.

Bienvenida a la revolución, te estábamos esperando.

Rory B.

Fan de Harry Potter, los tatuajes y los gatos. Científica joven con el alma en el interior y el cuerpo en Montevideo. Aún no puedo decidir qué me gusta más: el té o el café.

Ilustradora: @nosoyalemana

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