El silencio es cómplice; algunas palabras también
Editorial
Harta regresó de un breve descanso del mundo virtual, pero no de su acción política. En los últimos días seguimos junto al Encuentro de Feministas Diversas el caso de la desaparición de una chica de 15 años en Montevideo. Su familia y entorno, organizaciones sociales, prensa y varias personas colaboraron difundiendo su búsqueda.
Algunos días después de hecha la denuncia, ella realizó una transmisión en vivo desde su Instagram en la que, entre otras cosas, denunciaba ser víctima de abuso sexual por parte de un amigo de su familia. Al día siguiente fue encontrada por la policía, y al momento en que estamos escribiendo esta editorial ella está en un hogar del INAU.
Desde el EFD (Encuentro de Feministas Diversas) trabajamos en la difusión y generación de herramientas para visibilizar los casos de desaparición de mujeres en Uruguay —muchas de ellas adolescentes y jóvenes—, a través de nuestro proyecto Desaparecidas. Estamos comprometidas con este tema, por lo que creemos que es necesario reunir y compartir toda la información posible para tomar conciencia de lo que viven familiares y víctimas.
Además, en algunos casos, la desaparición de mujeres puede estar vinculada con redes de trata de personas. Aunque cada vez hay más organizaciones que ponen el tema en la agenda pública, la desinformación es muy grande y el problema es tan complejo que hace difícil muchas veces su comunicación.
Por eso, nos gustaría contarte algunas cosas:
- Hablamos de desaparición porque entendemos que el Estado es responsable, al no garantizar el pleno ejercicio de derechos de las jóvenes. Por eso denunciamos las fallas en los protocolos para encontrar a todas las mujeres y jóvenes que faltan.
- Que una chica desaparezca es un problema político y de la sociedad toda. No “se fue con un novio” (no cabe otra posibilidad para el cisheteropatricarcado) ni “se demoró en una salida con amigas”: quien desaparece sin rastro tiene detrás una historia donde sus derechos fueron vulnerados en algún punto, a veces incluso por quienes forman parte de su entorno familiar o cercano.
- Durante la desaparición, la vida de la persona puede estar en riesgo. Por eso es muy importante hacer un uso responsable de la información. No es prudente interrumpir la difusión de una búsqueda debido a rumores. Para chequear información recomendamos acercarse a las organizaciones que trabajan junto a las familias, como el colectivo ¿Dónde Están Nuestras Gurisas? y el proyecto Desaparecidas del EFD, además de los medios de prensa comprometidos. No solo el silencio, también el ruido y la desinformación son cómplices de la violencia hacia a las mujeres.
- Las organizaciones instamos a hacer la denuncia en la fiscalía o la comisaría más cercana al lugar de la desaparición ni bien se reconozca la ausencia. No se debe esperar 24 horas, las instituciones tienen la obligación de recibir la denuncia y cada minuto de búsqueda cuenta.
- No es casualidad que trabajemos la problemática de la trata junto a las desapariciones. Las redes de trata captan a mujeres jóvenes en contextos vulnerables en lo social, económico y familiar, y las desaparecen para explotarlas sexualmente tanto en Uruguay como fuera de fronteras.
- En esta sociedad adultocéntrica y patriarcal la atención de los medios y de la sociedad en los casos de abuso sexual siempre parece enfocarse únicamente en el rol de las madres de las víctimas. Nunca se escuchan cuestionamientos sobre los padres y se minimiza, e incluso se omite, la responsabilidad de quien ejerce la violencia sexual, generalmente un varón miembro de la familia o conocido por esta. Menos todavía se escuchan voces que representen a las mujeres jóvenes, a las víctimas, o que traten nuestra imagen y vidas personales con respeto y responsabilidad.
- Al contrario de lo que piensan y dicen muchas personas en las redes sociales, que una chica aparezca con vida es una excelente noticia. Colaborar difundiendo una búsqueda no habilita a exigir explicaciones ni juzgar a nadie. Nos preocupa cada vez que leemos que alguien promete no difundir más búsquedas solo porque la chica apareció, como si alentaran a que las desapariciones sean permanentes o que aparezcan sin vida. Además, esta persona eventualmente va a tener acceso a internet y las redes, donde comentarios de ese estilo pueden traerle consecuencias psíquicas y exponerla al trauma.
- Cuando se trata de menores de edad, debemos tener un especial cuidado con su foto y datos personales. Cuando la persona aparece debemos eliminar su foto y datos para la búsqueda, para no continuar con su exposición. Hemos visto que algunos medios de prensa siguen publicando fotos para ilustrar las noticias posteriores a la aparición. Por esto también exigimos la puesta en marcha, con presupuesto real y suficiente, de la ley n.° 19.643 (Ley de Prevención y Combate a la Trata de Personas) y la ley n.° 19.580 (Ley de Violencia hacia las Mujeres Basada en Género).
- Hoy nos faltan muchas mujeres. Según nuestros datos, un tercio de las desaparecidas desde el año 2015 tienen entre 13 y 18 años.
- Si estás en una situación de violencia, queremos que sepas que no estás sola. Buscá la ayuda de un adulto de confianza, de amigas, de colectivos y organizaciones feministas que puedan guiarte hacia recursos y servicios de ayuda. En nuestra sección de números útiles encontrarás varias líneas de apoyo y denuncia. Nosotras te creemos.
Seguiremos buscando a todas las que faltan y luchando para que ninguna más sea desaparecida. Nos queremos vivas, nos queremos sanas, nos queremos libres.
Revista Harta
Proyecto Desaparecidas
Encuentro de Feministas Diversas