Golpe de Estado en Bolivia: lo que hay que saber para entender qué está pasando
Editorial
El 10 de noviembre de 2019 hubo un Golpe de Estado en Bolivia. Un claro golpe que, más allá de la inestabilidad social que estaba viviendo el país, reproduce la forma más típica de toma de poder. Sin embargo, algunos medios, periodistas y políticos insisten en decir que no fue así, que es una exageración, que fue culpa de Evo Morales, el presidente legítimo obligado a renunciar. ¿Por qué? Acá van algunas claves para entender qué está pasando el Bolivia.
1) ¿Qué es un Golpe de Estado?
Un Golpe de Estado es la toma del poder político de forma inconstitucional por parte de un grupo de poder, que actúa en contra de normas democráticas como la fecha de sucesión, el resultado de las elecciones, entre otras. Aunque existen varias formas de Golpe, la más típica es cuando las Fuerzas Armadas desplazan por la fuerza al gobierno establecido. Esto lo vivimos en Uruguay, el 27 de junio de 1973, cuando el ejército tomó poder del Palacio Legislativo. Y lo vivió Bolivia el 10 de noviembre de 2019.
2) Estado Plurinacional de Bolivia
En 2009, se realizó en Bolivia un plebiscito para reformar la constitución. Entre otras cosas, se logró que Bolivia fuera reconocido como Estado Plurinacional, lo que significa reconocer que está compuesto por numerosos pueblos.
Esto llevó a una mayor descentralización del gobierno, en que los pueblos indígenas comenzaron a contar con autogobierno en los territorios ancestrales que actualmente habitan.
Este reconocimiento de los pueblos indígenas, que hasta entonces habían sido completamente marginados de la vida política boliviana, es uno de los motivos por los que Evo genera tanto rechazo de algunos sectores de la población. Sin ir más lejos, Luis Fernando Camacho, uno de los líderes detrás del Golpe de Estado, dijo traería a Dios (o sea, a la religión católica y cultura europea) de vuelta a la casa de gobierno.
3) Un paso por los años
2006
Evo asumió como presidente de Bolivia en 2006, con 53,74% de los votos.
2008
En 2008 se llevó a cabo un plebiscito de reforma constitucional que, entre otras cosas, incluía que “solo puede ser posible buscar la reelección presidencial una vez y que el mandato de Morales de ese entonces (2006-2010) contaba como su primer periodo. Eso significaba que el presidente de Bolivia podía postular en las elecciones de 2009 y, en caso de vencer, gobernar hasta 2014 y nada más”.
2009
Evo ganó de nuevo en 2009, con el 64,22% de los votos, y en el medio de la gestión comenzó a señalar que su primer gobierno no había sido válido. Argumentaba que ese primer gobierno había ocurrido durante otro régimen constitucional y que había sido interrumpido por el cambio de constitución. Así fue como se volvió a presentar en 2014. Su candidatura fue validada por la oposición, que también se presentó a estas elecciones.
2014
En 2014, Evo ganó su tercera elección con 63,36% de los votos y ya se creía invencible, claro. ¿Cómo iba a perder una elección?
2016
En 2016, Evo presenta un plebiscito para permitir una nueva reelección (que sería la segunda), pero pierde por tan solo un punto, 49% a 51%. Este resultado fue celebrado ampliamente por la oposición y señalado de sucio y engañoso por el oficialismo.
2017
En 2017, el MAS (partido de Evo, de amplia base en los movimientos campesinos e indígenas) se presenta ante el Tribunal Constitucional y argumenta que prohibir la nueva reelección de Evo atenta contra sus derechos políticos. El Tribunal (donde el MAS tenía mayorías) acepta el argumento y falla a favor de Evo, que se volvería a presentar como candidato en 2019.
4) Elecciones 2019
En las elecciones celebradas en octubre, la oposición se presentó validando nuevamente la candidatura de Evo. Morales ganó con el 47,08% de los votos y con más de un 10% de ventaja sobre su más cercano opositor, lo que le otorgaba la victoria en en primera vuelta.
¿El problema? La oposición insistió en que hubo fraude electoral y se negó a reconocer las elecciones. Esto fue respaldado por la Organización de Estados Americanos:
El documento (publicado por la OEA) señala supuestas graves fallas de seguridad informática y «una clara manipulación del sistema» del Tribunal Supremo Electoral (TREP), así como del cómputo oficial, así como la existencia de actas físicas con alteraciones y firmas falsificadas.
Aunque el equipo de auditores seguirá procesando la información disponible y las más de 250 denuncias recibidas en relación con las elecciones del 20 de octubre, antes de formular recomendaciones en el informe final, la OEA subraya que «los hallazgos preliminares son contundentes».
El documento certifica la victoria en primera de Evo Morales, actual presidente de Bolivia y candidato a la reelección en los comicios del 20 de octubre, pero cuestiona de acuerdo a modelos estadísticos, que Morales obtuviera el 10 por ciento de diferencia para evitar una segunda vuelta.
Para preservar la paz en nuestra querida Bolivia, hago un llamado urgente a una mesa de diálogo con representantes de los partidos que han obtenido asambleístas en las elecciones. Convoco al @Pontifex_es , a las distintas iglesias y organismos internacionales a acompañarnos.
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) November 9, 2019
Al convocar a nuevas elecciones nacionales garantizamos que el pueblo de manera libre, democrática y pacífica, mediante el voto, elija a sus nuevas autoridades incorporando a los nuevos actores políticos.
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) November 10, 2019
5) El Golpe
El tercer mandato de Evo Morales debía terminar el 20 de enero de 2020. El 10 de noviembre de 2019, a las 10 de la mañana, Evo anunció que convocaría a nuevas elecciones para eliminar cualquier duda de fraude electoral. A las 8 de la noche, anunciaba su renuncia a la presidencia bajo “sugerencia” de las Fuerzas Armadas.El problema es que una sugerencia de las Fuerzas Armadas no es una sugerencia, como bien saben los países latinoamericanos que han pasado por tantas dictaduras. Una sugerencia implica la posibilidad de no cumplir, y eso no existe cuando el otro tiene todo el poder de la fuerza militar. Horas después del Golpe, y de anunciar que entraría a la casa de gobierno con una Biblia en una mano y una carta de renuncia en la otra, Camacho (principal líder de las protestas contra Evo) entró y bajó la Wiphala, bandera indígena que Evo había convertido en bandera oficial de Bolivia, comprobando una vez más el carácter racista de la oposición.Renuncio para que Mesa y Camacho no sigan persiguiendo, secuestrando y maltratando a mis ministros, dirigentes sindicales y a sus familiares y para que no sigan perjudicando a comerciantes, gremiales, profesionales independientes y transportistas que tienen el derecho a trabajar.
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) November 10, 2019
Camacho ha dicho no se irá de La Paz hasta cumplir sus dos metas: la dimisión de Morales y que la Biblia ingrese a la casa de gobierno para que «Dios vuelva al palacio», insinuando que fue sacado por el mandatario izquierdista indígena.
¿Por qué nos importa?
En 1970 hubo un Golpe de Estado en Bolivia. Tiempo después, cayeron todos los gobiernos democráticos de la región, que se sumió en una ola de dictaduras militares. No estamos aislados; lo que pasa en otros países importa. Importa, también, porque defender la democracia es tarea de todos y todas. Importa porque tenemos que saber qué pasó y cómo se llegó hasta acá, para saber que aunque Evo haya cometido errores o irregularidades, nada justifica un Golpe de Estado, aunque muchos medios, periodistas y políticos uruguayos piensen lo contrario.