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Mujeres en el carnaval: María José Pieri

Mujeres en el carnaval: María José Pieri

14 Feb 2019 | Hoy te presentamos

Este artículo es parte de una serie de entrevistas a mujeres en el carnaval que se realizaron durante el concurso 2019. Acá podés encontrar las otras.

Este año en vísperas de carnaval se palpitaba una verdadera fiesta: se vivía con mucha alegría, como de costumbre, pero también con muchos aires feministas. Por primera vez, el carnaval tuvo una consigna que quería visibilizar la importancia de la presencia de las mujeres en esta fiesta. Se hizo a través del uso de un pañuelo rojo en el desfile inaugural de carnaval.

Queda mucho por hacer para alcanzar una mayor participación de las mujeres en esta fiesta tradicional uruguaya, pero este movimiento, sin dudas, fue un aporte significativo. Además de su presencia en el desfile, las mujeres poblaron las redes sociales con el hashtag #SinNosotrasNoHayCarnaval, poniendo sobre la mesa el debate sobre machismo en esta fiesta.

¡Veamos qué opina María José Pieri sobre esto!

María José Pieri es mujer, licenciada en comunicación y especializada en carnaval, casi como encontrar una aguja en un pajar, por eso queríamos conocer su opinión sobre varias temáticas relativas a una de las mayores fiestas populares que tenemos.

La consigna #SinNosotrasNoHayCarnaval, que se generó en el desfile inaugural del carnaval 2019 y que nos acompaña en varios tablados, ¿suma a un nuevo modelo de carnaval? En ese caso, ¿cuál sería este nuevo modelo?

Puede ser que sume a un nuevo modelo en el sentido de pauta a ser seguida, reproducida. De hecho, nace de una forma de lucha “novedosa” que se ha instalado recientemente en la región, en la búsqueda de determinados cambios en la sociedad, normativos y de conducta. Es una forma de individualizar de una manera sencilla, silenciosa, casi pasiva un sentir y una posición. Es decir: “acá estoy yo y pienso que hay derechos que no están siendo cumplidos, que hay derechos que están siendo vulnerados”. Si bien puede parecer de poco alcance en la medida que es individual, tiene la facilidad de llegar a todos los ámbitos. Puede darse la reacción en el colectivo de “estas están en todos lados”. Y la sensación cuando quienes portan esos pañuelos reivindicativos se encuentran —casi por casualidad, no en un acto o marcha— es tremendamente reconfortante: es un sentimiento de complicidad y, por qué no, de sororidad, que entiendo novedoso, sin mediar palabras.

Obviamente esto se ha logrado también con banderas, pegotines, remeras, con ciertos signos en la vestimenta. Y a lo largo de la historia con colores, ciertas prendas, sombreros… ahora son pañuelos, esa es la novedad.

No podemos dejar pasar el hecho de que seas licenciada en comunicación. Es una carrera donde muy pocas mujeres ocupan lugares destacados. Esto sin dudas no se da por falta de formación. ¿Es el periodismo un ambiente machista? ¿Es un desafío hacerte un lugar en los medios de comunicación en general y en aquellos dedicados al carnaval en particular?

Si nuestra sociedad es machista, obviamente casi todos los ámbitos dentro de ella lo serán; aun los que están conformados mayoritariamente por mujeres. Esa es la lucha, ¿no? A nadie le llama la atención que existan programas periodísticos al aire con plantel 100 % masculino.

El ambiente periodístico está formado por quienes acceden a los medios. Históricamente se hacía por vía familiar, por recomendaciones. Eso sigue vigente; pese a que las carreras ya tienen su buen rato generando profesionales en el rubro, son muy raros los llamados abiertos para ocupar puestos en programas de comunicación, no importa el medio. En el caso concreto de los programas que cubren carnaval, la particularidad es que hay que cubrir eventos mayoritariamente nocturnos, y que incluso se extienden hasta la madrugada, durante varias semanas al año. Y puede existir la impresión, real o no, de que las mujeres no podemos disponer de ese tiempo nocturno; que no queremos o no podemos abandonar a la familia que nos necesita, que puede ser peligroso el tema de la nocturnidad. Entonces, ante la posibilidad de optar entre dos personas igualmente aptas para un puesto (si es que llega alguna mujer a competir en igualdad, ya que, por lo antes expuesto, le es mucho más difícil tener experiencia en el rubro y demostrarla), quien decida seguramente prefiera a un hombre. Si contratan a un varón, dan por descontado que va a poder cumplir con el horario establecido sin problemas, que va a poder ir y venir sin preocuparse de cómo lo haga (que no haya necesidad de acompañarlo al estacionamiento, a tomar un taxi, a la parada del ómnibus o como sea que se mueva). Es un tópico que naturalmente surge si es mujer. Y si encima es madre o tiene personas a cargo… ¿cómo va a faltar a sus deberes? ¡Pobres niños! No se los tengo que decir a ustedes… es un tema que en el caso del hombre no se discute. Un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer.

En el carnaval las mujeres ocupan muy pocos espacios, esto trasciende las tablas y el escenario y llega a los que televisan y transmiten el evento. ¿A qué creés que se debe?

Sumado a lo anterior está la exposición que tiene la televisión. Allí todo esto se multiplica y encima la mujer tiene que cumplir con ciertos estándares de belleza, que implícita o explícitamente existen. En televisión hay muchísimos hombres que no pueden considerarse bellos y no son cuestionados por este motivo, ni en su capacidad ni en su derecho a ocupar ese lugar. Es fácil demostrarlo: la cantidad de mujeres que salen al aire en radio es porcentualmente mayor a las que lo hacen en televisión. Porque es más agradable la interacción entre voces femeninas y masculinas, sí; pero también porque allí se juzga la calidad y belleza de la voz y no de quien la emite.

Desde que comenzaste hasta el día de hoy, ¿sentís que ha cambiado el rol que las mujeres ocupan en el carnaval? ¿Qué importancia tiene para vos la participación de la mujer en la producción del discurso de un conjunto de carnaval?

No sé si ha cambiado mucho. Creo que la mayor parte de las mujeres que participan en puestos de decisión y de producción de discursos lo hacen por vínculo familiar. Heredan el derecho, es casi como ser corredor de bolsa o, incluso, aristócrata.

Por eso es valioso cuando una persona desde afuera logra insertarse con éxito en el carnaval. Si es mujer, doblemente valioso, a mi entender.

Actualmente existen varias opciones de formación: talleres musicales, de textos, de producción de trajes, de sombreros… Hace unos años, con ese objetivo, abrió la Escuela de Artes y Oficios de Carnaval de Daecpu, con apoyo estatal. Era un espacio que se sentía necesario, el de generar profesionales propios y buscar que no se pierdan los oficios tradicionales. Existen otros ámbitos públicos y privados que indirectamente alimentan la fiesta: la UTU, el teatro y, por supuesto, la Movida Joven de la Intendencia de Montevideo, que ya lleva un montón de años formando artistas, aunque su finalidad primaria era formar público.

A partir de lo sucedido con Falta y Resto, se puso sobre la mesa la posibilidad de un carnaval autogestionado. ¿Puede prosperar este nuevo carnaval en el contexto en el que estamos?

Francamente, lo dudo mucho. Hace años que funcionan las cooperativas en carnaval, pero son minoritarias respecto a los conjuntos con dueño. La sociedad, con su modernidad y tecnología, tiende a la individualización; es difícil que el carnaval vaya en sentido opuesto, el de la colectivización, la cooperación. Pero no es imposible. Y hay que buscar ese camino. El carnaval nació en los barrios, en las familias. En muchísimos casos siguen siendo familia… ¿por qué no volver a los ámbitos barriales, a la creación colectiva, con sede en los centros de estudio, deportivos, comunales? Creo que el carnaval es una excelente excusa para generar creatividad y también para la autoestima, para generar valor y orgullo.

¿Existe paridad en el jurado del carnaval?

Te diría que en los últimos años se encamina a eso, con matices. El año pasado el jurado fue compuesto por más mujeres que hombres. Pero hay rubros que son masculinos 100 %: Voces, musicalidad y arreglos no ha tenido jurados femeninos, que yo recuerde. Textos e interpretación siempre es integrada por uno o más varones, y las mujeres que han tenido esa responsabilidad son las mismas hace años, las rotan entre varios rubros. Los otros rubros históricamente han sido cubiertos por hombres y mujeres, pero convengamos que los dos mencionados forman más del 50 % de la valoración total de los conjuntos. Por lo tanto, hay mayor participación femenina, pero no en los puestos de mayor importancia.

Giana

Fotografía brindada por María José Pieri

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