fbpx
Ilustración de Carolina, mujer de tez clara con pelo negro semi recogido.

Ser mujer y migrante en el Uruguay: Carolina

26 Nov 2019 | Conversemos

Este artículo es parte de una serie de entrevistas a mujeres migrantes, en el marco del día internacional del migrante, 18 de diciembre. ¿Qué significa ser migrante y mujer?

Continuamos con esta serie de historias de mujeres migrantes viviendo en Uruguay: te traemos un segundo testimonio de cómo es dejar el país de una para construir un hogar en otro lado. Son siete historias de siete mujeres distintas y cómo han enfrentado el cambio de país y de cultura.

Carolina: “La circunstancia fue llevando a quedarme, a elegir Uruguay”

Hace cinco años, Carolina dejaba su país, Argentina, para venir a Uruguay. Su proceso de mudanza fue gradual y por eso a ella le suena raro identificarse como migrante. Para esta joven de 29 años, estar en Uruguay la llevó a mezclar la cultura en la que creció con las costumbres del país que la recibió. De la misma manera, encontrarse con el Uruguay que veía desde afuera la hizo aprender mucho más sobre el machismo y la desigualdad de género.

“Creo que en realidad tuve dos mudanzas en Uruguay, porque primero llegué para cumplir un puesto por un año y después decidí quedarme. Cuando apenas llegué fue más fácil manejar las expectativas. Tenía muy claro lo que venía a hacer, se terminaba y después se veía. Cuando decidí quedarme propiamente, ahí sí viví un proceso más complejo de autodescubrimiento. Uruguay y Argentina son bastante similares, pero no. Entonces era mucho eso de adaptarme a nuevos parámetros y decidir qué quiero, qué no quiero, hasta dónde me adapto, hasta dónde mantengo lo que soy; además de empezar a convivir en el día a día más formalmente con la cultura. Si bien fue una decisión, la circunstancia me fue llevando a quedarme, a elegir Uruguay.

En general, el uruguayo por naturaleza es amable, en este sentido me sentí súper bienvenida. Obviamente al principio dudás, particularmente con Argentina hay cosas que uno puede o no decir ¡jaja! Pero fue bastante tranquilo adaptarme. Me parece que uno valora mucho más su nacionalidad estando en otro país. Lo ves de afuera y lo extrañás. Pero también aprender e incorporar cosas nuevas de la otra cultura es algo super interesante y rico. Las costumbres se empiezan a mezclar y no sabes bien dónde empieza una y termina otra, se vuelve todo parte de una misma cosa.

Desde afuera, uno tiene una mirada de Uruguay como super progresista con todas sus políticas avanzadas, aún más en comparación con otros países de la región. Pero después en términos prácticos no necesariamente es así. Para mí fue un choque porque sí, hay ciertas leyes y políticas buenísimas, pero a la vez hay ambientes que son completamente machistas. Entonces creo que no es tan simple ser mujer en Uruguay. Por ejemplo el sector en el que trabajo yo, de IT, está mayormente dominado por hombres. Cada vez hay más mujeres, pero sigue siendo un ambiente re machista por la forma cómo se trabaja, los comentarios, los chistes. No es que no tenés voz, pero esta voz no es 100% reconocida como tal. Creo que en Uruguay estamos viviendo una especie de pasaje desde donde se estaba hasta dónde queremos estar.”

¿Qué te pareció la historia de Carolina? Su relato es parte de una serie de historias sobre mujeres migrantes en Uruguay. Si no conoces todas las historias, te dejamos aquí los links:

Tiana: “Obviamente siempre me identifican como gringa, igual me sentí muy bien recibida”

Regiane Folter

Ilustradora: Ximena Fernandez

Este artículo fue escrito e ilustrado por colaboradoras externa al equipo de Harta. ¡Sumate vos también! Acá podés encontrar un formulario para ponerte en contacto con nosotras para que publiquemos tus palabras

En este artículo:

feminismo política

Share This