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Ilustración de Reggie, la redactora. Tiene rulos rubios y lleva una pila de tazas de colores en las manos

Ser mujer y migrante en el Uruguay

18 Dic 2019 | Conversemos

Este artículo es parte de una serie de entrevistas a mujeres migrantes, en el marco del día internacional del migrante, 18 de diciembre. ¿Qué significa ser migrante y mujer?

En Uruguay la legislación garantiza a los extranjeros que llegan al país los mismos derechos que tendría cualquier uruguayo. Según la Ley de Migraciones (n° 18.250), cualquier persona de otro país que llegue acá con el objetivo de residir y establecerse de forma temporaria o permanente debería tener acceso a derechos de salud, trabajo, seguridad social, vivienda y educación. Todo eso sin distinción por motivos de sexo, raza, color, idioma, religión, etcétera. Es una de las legislaciones más universales en Latinoamérica.

Sin embargo, no todas las historias de migración en Uruguay son tan positivas como las que conté acá. Estas siete chicas, así como yo, tuvimos el privilegio de encontrar un trabajo y contar con un sistema de apoyo. Muchos extranjeros y extranjeras no tienen la misma suerte.

La estudiante de Antropología Juana Urruzola es parte del Núcleo de Estudios Migratorios y Movimientos de Población (NEMPO) desde 2015 y tiene contacto con historias mucho más complicadas. En el Núcleo ella se enfoca en Género y Migración y afirma que en todo el proceso migratorio las mujeres tienen muchos desafíos generados por la desigualdad de género que sufren tanto en su país de origen como acá.

“Todas las problemáticas inherentes a ser migrante, el llegar a un país que no conocés, cambiar toda tu realidad, no conocer los códigos, todo el proceso de la documentación, de conseguir trabajo, a veces del idioma, conseguir vivienda, etcétera, todo este proceso se profundiza fuertemente por el hecho de ser mujer”, explica ella.

Juana conoce principalmente a mujeres madres entre 25 y 40 años de República Dominicana, Cuba, Perú, Venezuela y Ecuador. La mayoría de ellas ha tenido que luchar contra situaciones de discriminación, maltrato, abuso e infinitos problemas causados por viviendas en condiciones precarias, dificultad de conseguir un trabajo, entre otros.

“Todo migrante al llegar tiene los mismos derechos que cualquier ciudadano, pero no hay políticas para bajar esta ley ni programas para apoyar a los migrantes en sus necesidades específicas. A veces no pueden resolver las cosas de la misma forma que la población uruguaya”, explica ella.

A través de estudios y publicaciones, así como por medio de actividades con inmigrantes como clases de español, instancias de formación y otros encuentros, Juana y sus colegas de NEMPO trabajan con la ONG Idas y Vueltas para contener y apoyar a las personas que llegan al país, así como visibilizar su situación. Para esta estudiante, la sociedad uruguaya amplía sus perspectivas y gana en muchos aspectos al recibir a estas personas. Sin embargo, aunque no ganara nada, ella cree que es fundamental apoyar a los que vienen acá buscando una vida mejor.

“Me parece que cualquier persona en el mundo tiene el derecho de hacer su vida acá, el mismo derecho que tengo yo que nací acá. No lo encuentro diferencia. Son personas que vienen porque lo precisan y es básico que puedan hacerlo”, finaliza.

Ilustración de Ximena, la ilustradora de esta serie. Tiene el pelo rubio y lacio

Regiane Folter

Ilustradora: Ximena Fernandez

Este artículo fue escrito e ilustrado por colaboradoras externa al equipo de Harta. ¡Sumate vos también! Acá podés encontrar un formulario para ponerte en contacto con nosotras para que publiquemos tus palabras

En este artículo:

feminismo política

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