Sobre dudas, miedos y la “primera vez”
“¿El ginecólogo puede darse cuenta de que ya no soy virgen?” “Si le digo a mi ginecóloga que no soy virgen, ¿ella puede decirle a mis padres?”. Estas quizás sean dudas que te asalten cuando empezás a tener relaciones sexuales, y hay muchas cosas que podemos reflexionar sobre ellas.
Desde que empezamos la sección de Hartas dudas en nuestra cuenta de Instagram, muchas lectoras nos han hecho preguntas vinculadas a la “pérdida de la virginidad” y al conocimiento de los médicos y padres al respecto. Te invitamos a que pensemos en lo que esconden todas estas interrogantes y, de paso, aclaremos algunos puntos importantes.
Dejemos de hablar de virginidad
En otras notas ya hablamos sobre el mito de la virginidad y de cómo nos afecta. Nosotras preferimos hablar de inicio de las relaciones sexuales, porque cuestionamos el concepto de virginidad y cómo ha impactado en el relacionamiento con nuestro propio cuerpo y los de las demás personas.
Además, ¿te diste cuenta que lo que se llama pérdida de virginidad es un concepto totalmente heterosexual? ¿Qué pasa con las mujeres que tienen relaciones sexuales con otras mujeres? ¡Dejemos de hablar de virginidad!
El miedo al ginecólogo
No hay cambios físicos que determinen de forma indiscutible que una persona ya comenzó su vida sexual activa. El concepto de virginidad es social, no biológico ni anatómico. Es más: podemos hablar de una vida sexual activa mucho antes de lo que usualmente consideramos “tener sexo”, o sea, desde que empezás a tener encuentros donde los genitales tengan contacto. Entonces, la respuesta a la duda de si un ginecólogo puede darse cuenta de que ya tenés relaciones sexuales es no.
Por supuesto, es una información muy importante en relación con tu salud sexual y reproductiva y por eso te aconsejamos dos cosas: que apenas inicies tu vida sexual hagas una consulta con un ginecólogo y que le digas que tenés relaciones sexuales. Te puede dar vergüenza, pero tranquila: el ginecólogo no puede juzgarte ni hacerte sentir mal por nada que le cuentes (y si lo hace, tenés derecho a presentar una queja y a cambiar de médico). Esta información es esencial para que te pueda asesorar y cuidar de tu salud como corresponde.
El miedo a los padres
A la consulta con un ginecólogo, si querés, podés ir acompañada de tu madre, padre u otro adulto del que estés a cargo, pero también tenés derecho a ingresar sola y tus familiares deben respetar tu decisión. Además, el ginecólogo no puede informarle a nadie sobre lo que hable contigo en la consulta o lo que encuentre al hacerte estudios o revisiones, porque existe la confidencialidad médico-paciente, que te protege.
Sin embargo, es interesante que te cuestiones sobre por qué tenés miedo de que tus padres se enteren de que estás teniendo relaciones sexuales.
Muchas veces nos causa vergüenza hablar de esto con nuestras familias, hacerles saber que queremos ir a una consulta médica o pedirles ayuda para conseguir el método anticonceptivo de nuestra preferencia.
Quizás creés o sabés que se enojarían o que no comparten que hayas tomado esa decisión. Si este es el caso, es importante que sepas que no estás obligada a contarles, pero que estaría bueno que todas pudiéramos tener una comunicación sincera y sin tabúes con las personas mayores que conviven con nosotras. Podrán disgustarse o enojarse contigo, pero no deja de ser una decisión tuya y solo tuya, que tenés que tomar cuando te sientas mejor preparada para vivirla sin miedos ni culpas y, sobre todo, sin violencia.
Pero puede ser que detrás de ese miedo esté la duda de si tomaste una decisión libre y consciente o que la persona con la que hayas tenido relaciones no sea “presentable” a tu familia por alguna razón. Detrás de estos miedos a veces hay alertas de que puede haber cosas que nos estén haciendo daño y el silencio es el peor enemigo de la sanación.
Una decisión muy importante
Cuando decimos que la virginidad no existe y que es un mito, que es algo que por mucho tiempo nos ha oprimido y no nos ha dejado vivir nuestra sexualidad libremente, no queremos decir que empezar a tener relaciones sexuales no sea relevante. Es uno de los mojones más importantes de la vida, que marca una transición fundamental en tu cuerpo y en tu forma de relacionarte con los demás. Lo fundamental es que te inicies sexualmente con información, con cuidado hacia tu salud y la de las personas con las que te relaciones y, sobre todo, con consentimiento y libertad de elegir cuándo y cómo hacerlo. Por eso, te dejamos algunos artículos relacionados para que puedas tomar decisiones libres y conscientes.
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Ilustración: Lía