Ilustración: Marian
Economía sin un peso: hablemos del trueque
Si buscás la definición de «trueque», vas a encontrar que es el intercambio de bienes o servicios (dar una cosa y recibir otra a cambio) sin que haya dinero de por medio. Es una práctica milenaria que recobra importancia en tiempos de crisis económica como los actuales, en que el dinero pierde en gran medida su valor (esto se conoce como inflación).
El trueque ha sido siempre una alternativa al sistema económico tradicional. Recuerdo que en sexto año de escuela integraba el club de ciencias y el tema fue el trueque. Me dejó fascinada con la idea de poder intercambiar bienes sin utilizar dinero. Me parecía sumamente justo y revolucionario.
De grande, entendí además que el trueque es una herramienta fundamental del decrecimiento. ¿Qué es esto? Es una corriente de pensamiento político, económico y social que propone disminuir la producción económica para lograr un nuevo equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Es decir, la conservación del medio ambiente no es posible sin reducir la producción, porque esta es responsable de la destrucción o agotamiento de los recursos naturales.
El reto es vivir mejor con menos
La regla es simple: lo que necesito ya está creado y otro lo tiene, quizá yo tenga algo que el otro necesite. El valor es acordado y justo. ¿Es justo trocar un kilo de limón por un juego de cubiertos? Si una de las personas come con la mano, es poco probable que tenga interés en quedarse con los cubiertos y quizá le parezca muy justo el kilo de limones porque ama tomar té con limón.
Hace tiempo vengo participando de un grupo de trueque feminista en las redes sociales. He concretado una larga lista de productos y servicios, en su mayoría destinados a mi emprendimiento personal. No necesariamente porque no pudiera conseguirlo por medio de la compra directa, sino porque entiendo a esta práctica coherente con mis principios.
Es momento que reflexionemos sobre las necesidades reales y las necesidades creadas, y también es necesario derribar al prejuicio idiota de que el trueque es cosa de pobres o cosa de hippies.
Más que un intercambio de cosas
El espacio de trueque feminista además, genera lazos de identidad y solidaridad. Hay intereses más elevados que el solo hecho de intercambiar bienes. No sos mejor o peor persona por decidir trocar bienes y no regalarlos. Son decisiones y todos tenemos distintos motivos o necesidades.
La práctica del trueque requiere carácter y no acceder a algo que no te convence por mera vergüenza. Si en algo no te parece justo el equivalente o no tenés necesidad del producto que te ofrecen, siempre es bueno proponer alternativas o rechazar con respeto. También implica no aprovecharse de otra persona que ofrece algo de mucho valor y a cambio pide otra cosa que no se equipara con lo ofrecido.
Y ahora que ya sabés un poco más del tema, ¿te animás a organizar una primera ronda de trueque con tus amigas o con tu familia?