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Fotografía de delmira intervenida digitalmente

“El amor que mata”: el femicidio de una poeta.

6 Jul 2020 | Conversemos

Delmira Agustini escribió, en uno de sus poemas más reconocidos: Si la vida es amor, ¡bendita sea! / ¡Quiero más vida para amar!”. Esto provocó a la sociedad y a la crítica literaria de su época, y marcó su actitud rebelde y transgresora en una sociedad patriarcal que la obligó a ser una señorita y a la que enfrentó a través del arte y su poesía.

¿Quién fue esta poeta?

“La nena”, como la llamaban en su hogar (para remarcar la imagen infantil que se le impuso y que no escapaba al estereotipo tradicional de mujer de la época), comenzó a escribir desde muy pequeña, impulsada por sus padres en esta tarea. Publicó sus poemas en distintos medios escritos de su Montevideo natal y, posteriormente, en tres libros que escandalizaron a las señoras y señores de la sociedad burguesa en la que crecía, pero que le dieron reconocimiento en las esferas de lo artístico y la consagraron como una gran escritora (todo un logro para una mujer que escribía y que publicaba, en un 900 uruguayo que le tenía reservado el matrimonio y la maternidad como única tarea).

Delmira fue una joven poeta uruguaya que le cantó al amor, a la pasión, al erotismo, y que no pudo disfrutar del reconocimiento de su literatura porque su exmarido le arrancó la vida, con dos balazos, en el cuarto de pensión en el que se encontraban clandestinamente.

¿Por qué hablamos de femicidio?

Delmira conoció a Enrique Job Reyes (rematador, representante de los valores masculinos propios de la época) y, luego de cinco años de noviazgo, se casaron. El matrimonio duró apenas 53 días y ella abandonó el hogar, tras dejarle una nota en la que confesaba: “hechos graves imposibilitan cualquier reconciliación”, resolviendo con esto el pedido de divorcio por la sola voluntad de la mujer, que ese mismo año (1913) se instalaba como ley en nuestro país.

El marido nunca había entendido el quehacer artístico de su esposa y lo consideraba una superficialidad, pero le despertaba celos e inseguridades que lo llevaron a culpar a su suegra por la separación y a ver amantes por todas partes.

El 22 de junio de 1914, salió el fallo de divorcio, pero en los meses de tramitación y posterior a él, Delmira y Enrique se veían a escondidas en la pieza de alquiler de la calle Andes 1206. Fue allí que, el 6 de julio de 1914, en uno de sus encuentros, Reyes le disparó dos veces, lo que le causó a ella una muerte instantánea, para luego impactar en él y morir horas más tarde en el Hospital Maciel de Montevideo.

Sin duda, la masculinidad de Reyes había sido herida en la solicitud de ese divorcio, debido a que Delmira inauguraba la reciente ley, y por ello decidió matarla. El crimen apareció de forma sensacionalista en todos los periódicos de la época, bajo títulos de crimen pasional o pacto amoroso, pero podemos asegurar que el nombre no es otro que el de femicidio. Según el Diccionario del español jurídico de la RAE (DEJ), el crimen pasional es “homicidio causado por sentimientos como los celos, la ira o el desengaño”, mientras que en el DRAE el femicidio se define como “asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia”; entendemos que las inseguridades machistas y el rechazo de la joven, que Enrique no toleró ni soportó, lo llevaron a cometer el femicidio, que no se tituló de esa forma porque era sabido que, en la época, era de él o de nadie.

En 2014, en conmemoración del centenario del asesinato de la poeta, se colocó un memorial en la calle Andes 1206 para recordarla y para visibilizar a todas las mujeres víctimas de violencia basada en género. Está obra es del artista Martín Sastre y se inauguró en 2014.

Redactora: Tefa

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