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Ilustración. Hay un reloj de arena que arriba tiene una papelera. Lo que entra en la papelera se acumula en la parte de arriba del reloj y al caer va destruyendo al planeta, que está en la parte de abajo.

Menos plástico vale más

[Encontrando opciones para minimizar su uso]

10 Jul 2019 | Vos y el mundo

El plástico es un recurso valioso. Sí, así como lo leés. Nos llega todo el tiempo el mensaje de que es el malo de la película, que está contaminando ríos, mares y océanos y que termina en los vertederos como desecho cuando podría ser reciclado. Todo eso está pasando y es parte de la problemática que estamos viviendo, pero es hora de asumir nuestra responsabilidad como consumidores y generadores de estos residuos.

El valor real del plástico

Hoy te propongo un cambio de mirada: ¿qué tal si usamos el plástico pensando en su valor real en vez de hacerlo según su costo? Es común escuchar la expresión “es de plástico” para restarle valor a un objeto o para hablar de su mala calidad. En realidad, como material permite miles de usos; basta con mirar en nuestra vida cotidiana cuántas cosas que nos rodean están hechas de plástico.

Además, no deberíamos olvidar que los plásticos están hechos a base de petróleo, que es un recurso no renovable. Es cierto que muchos plásticos se pueden reciclar, pero esa no siempre es la mejor opción: siempre va a ser mejor no generar un residuo que generarlo y tener que buscar luego cómo gestionarlo para evitar un daño al ambiente.

Cómo disminuir los plásticos

Viéndolo de esta forma, ¿qué sentido tiene tirar plásticos de la manera en que lo estamos haciendo? Un buena forma de disminuir la cantidad de plástico que tiramos es concentrarnos en qué estamos haciendo con los que son de un solo uso.

¿Cuáles son los plásticos de un solo uso? Son aquellos que luego de usarlos una vez, se tiran. Un ejemplo claro son los platos, vasos y cubiertos descartables, también las botellas de refrescos no retornables o las bolsas en las que ponemos la fruta y la verdura al comprarla. En general, están cumpliendo la función de contenedores o para facilitar el transporte, muchas veces son parte de nuestra vida apenas por minutos, aunque una vez liberados al ambiente pueden demorar más de cien años en degradarse.

Te invito a asumir nuestra responsabilidad en esto y tomar acción, ¡hay mucho que podemos hacer!

  • Elegí alguna bolsa de un material resistente y durable, una que sea de tamaño medio para que puedas usarla en diferentes situaciones y llevarla siempre contigo. Puede ser de tela, tnt o incluso de algún plástico grueso que puedas usar muchas veces. De esta manera vas a tener a mano una forma fácil de transportar cualquier compra que hagas, incluidos productos de la farmacia, la ferretería o hasta ropa. Si sabés que vas a pasar el día fuera de tu casa, acordate de llevar tu propia botella reusable, así evitás comprar bebidas en envases descartables cuando te quieras hidratar.

Tip: la colectiva feminista a la que pertenece Harta, Encuentro de Feministas Diversas, vende tremendas chismosas de tela para financiarse. ¡Encontralas en su instagram para cuidar el medio ambiente y apoyar proyectos feministas!

  • Animate a probar shampoo y acondicionador sólidos, cada vez hay más variedad para elegir y seguro que encontrás el ideal para vos. ¡Adiós a los envases!
  • Cuando compres alimentos, elegí los que vengan con menos embalaje; por ejemplo, verduras envueltas en papel film sobre una bandeja de espuma plast no son una buena opción. Siempre que puedas, preferí comprarlas sueltas y llevátelas en tu propia bolsa.
  • Evitá las compras de última hora, esto te permite darte un momento para pensar si de lo que estás buscando hay alguna opción que evite o minimice los plásticos que vas a tirar.

Es un ejercicio de creatividad donde reducir es la palabra clave. Ahora que tenés la atención puesta en esto, seguro empezás a encontrar más situaciones en las que podés hacer cambios.

Te cuento algo: mi peine favorito es de plástico, me acompaña hace más de seis años y seguro tiene para mucho más. Lo valoro mucho y cumple la función que necesito. Cuando llegue la hora de comprar uno nuevo, probablemente elija otro material, pero no cambiarlo ahora es parte de valorarlo, aunque esté hecho de un material que hoy prefiero evitar. Por eso, usemos los plásticos que ya son parte de nuestra vida hasta que pierdan realmente su utilidad, entonces pensemos como reusar o reutilizar y finalmente preguntémonos si es posible reciclar.

Los pequeños cambios no sólo cuentan, sino que también son contagiosos. ¡Compartí tus experiencias!

Patricia Acosta

Este artículo fue escrito por una colaboradora externa al equipo de Harta. ¡Sumate vos también! Acá podés encontrar un formulario para ponerte en contacto con nosotras para que publiquemos tus palabras

Ilustración: Clara

En este artículo:

medio ambiente

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