Hoy te presentamos: Julieta Garrido
Julieta es violinista y docente. Tiene una escuela de música, Centro Suzuki, y además toca en bandas de rock y en grupos de música de cámara, que son como orquestas reducidas. Está convencida de que en el mundo de la música «se necesita meterle para hacerlo cada vez mejor». ¡Te invitamos a conocerla!
¿A qué te dedicás?
Mi ingreso fundamental viene de dar clases de violín. Tengo una escuela de música que se llama Centro Suzuki, no por las motos, sino por un japonés que diseñó un método basado en que la música se aprende como la lengua materna. Decidí dedicarme a la docencia porque me encanta. Se aprende todos los días con los alumnos, ya sean niños o adultos. Damos talleres de estimulación musical para bebés desde cuatro meses y también clases a niños desde tres años, y pasa que muchas veces los padres están aprendiendo a la par con sus hijos. También es precioso trabajar con todos los profes de distintos instrumentos, compartir experiencias y vivencias.
¿En qué proyectos estás participando actualmente?
Toco en la orquesta de tango Bien de abajo, en una banda de rock (Los Proyectos) y hago música de cámara, que es como de orquesta pero en formatos más reducidos, sobre todo en toques que van saliendo. En la música siempre pasa eso: terminás encontrando cosas concretas para las que te van llamando a medida que te conocen.
¿Cómo te metiste en el mundo de la música? ¿Te gustaba desde chica?
En mi casa había un violín viejo, desarmado, que siempre me generó curiosidad (y que es el que uso hasta hoy). Nadie de mi familia se dedica a la música, aunque en casa se escuchaba de todo. Me pasé insistiendo durante años con que quería aprender a tocar ese violín, hasta que apareció en San José —donde vivía— un señor que sabía tocar y empecé a tomar clases con él. A los quince años, más o menos, empecé a viajar a Montevideo para seguir avanzando.
¿Estudiaste algo más, relacionado a la música?
Cuando terminé el liceo me vine a estudiar a Montevideo y entré a Facultad de Ciencias. Después de un año y medio me di cuenta de que quería dedicarme de lleno a la música. Me puse a estudiar, aprender y ensayar, empecé a tocar en una orquesta y preparé la prueba de ingreso para entrar a la Escuela Universitaria de Música. Ahí estudié musicología; y si bien me gusta y estuve muy involucrada en la facultad, todavía no terminé de cursar. Elegí este otro camino, el de la docencia, y me dedico más a capacitarme (acá y en el exterior) y a aprender cada vez más de lo que tiene que ver con la docencia musical y con el instrumento en sí, para luego volcarlo en Suzuki con mis alumnos.
¿Cómo viviste querer hacer música en el interior? ¿Notás diferencias con lo que pasa en Montevideo?
A veces en el interior es difícil encontrar lo que querés hacer, pero por suerte eso está empezando a cambiar, hay mayor visibilidad y más información. En ese momento había pocas opciones para la música, menos todavía para el violín. En general había posibilidades de estudiar cosas como piano, pero para instrumentos de cuerda siempre fue más difícil. Tuve la suerte de que mi familia me pudo ayudar, aunque implicaba un esfuerzo económico, porque yo estaba segurísima de que lo quería hacer. Cuando empecé a viajar a Montevideo me acompañaban mis padres, después empecé a viajar sola y mis abuelos me iban a buscar a Tres Cruces; me fui largando de a poco.
¿Qué relevancia tienen la educación y el ensayo para dedicarse a la música?
El estudio en la música no pasa por leer un libro, sino por practicar mucho tiempo y sobre todo poniéndole cabeza, pero no es un sufrimiento: es algo que hacés porque te copa y porque lo disfrutás. Yo motivo mucho a mis alumnos, y a la gente que quiere dedicarse a la música en general, a que practique y estudie. No existe High School Musical, no es magia, nadie te va a dar un instrumento y vas a ser un virtuoso de un día para el otro ni van a venir a “descubrirte” para lanzarte a la fama. Se necesita meterle para hacerlo cada vez mejor.
¿Cómo es ser mujer en el ambiente de la música?
No siento que por ser mujer haya tenido trabas o dificultades. En casi todos los lugares en los que toco o voy a ver, la mayoría de los músicos son hombres. En la música se replican estructuras sociales que en general tienden a favorecer a los hombres, que tradicionalmente eran los que estudiaban. En la docencia eso se revierte un poco, pero volvemos a lo mismo: la docencia ha sido un ámbito más asociado a las mujeres. Pasa en las orquestas y también en el rock. Otra cosa que pasaba mucho antes era que se encasillaban los roles de la mujer dentro de las bandas, solo como vocalistas y no tanto como instrumentistas. Mientras estaba en el liceo, cuando estaba metiéndome en el mundo de la música, era la única. No tenía compañeras que se dedicaran a la música, era “la rara” en ese sentido. Por suerte, creo que ahora todo eso va cambiando.
¿Se puede conjugar la música con los estudios curriculares?
Empezar a dedicarse a la música es algo completamente compatible con hacer el liceo, que además proporciona habilidades y herramientas necesarias para desarrollar y gestionar proyectos. Habiendo terminado el liceo se abren otras opciones re lindas como la Escuela Universitaria de Música o hacer la carrera docente de música en el IPA. Yo recomendaría que no dejaran los estudios y que hicieran las dos cosas, por más que sepan que quieren dedicarse a la música.
¿Qué consejo les darías a las gurisas a las que les interesa la música?
Que le metan, que practiquen, que busquen proyectos como los Grupos Sonantes (que enseñan música en el interior y te prestan los instrumentos) o en la Escuela Municipal o las escuelas de Primaria, si están en Montevideo; hay opciones públicas y no solo privadas como antes. También es económicamente más accesible. Antes comprarte un instrumento era toda una inversión, pero ahora podés conseguir alguno chino (que capaz no es lo mejor y no es con lo que vas a tocar toda tu vida), que te sirve para aprender y ensayar. Más allá de ir a clases o no, lo fundamental es practicar, así sea en tu casa. Antes se pensaba que la orquesta era casi la única forma de dedicarse a la música; ahora cada vez se ve más que hay todo otro mundo y muchas opciones. A medida que vas avanzando, vas viendo que hay muchas salidas y vas encontrando tu camino. ¡Hay que decidirse y dedicarse!
Cin Bichito luchando contra el mundo since 1984. Tengo tantas cosas que quiero leer, escribir, aprender y probar, tanta música para escuchar, tantos lugares para conocer y tantos gatitos para acariciar que no me va a dar la vida, pero moriré intentando.