ATENTI: Este artículo tiene lenguaje inclusivo*
El verano y les gordes
Hace un tiempo, en Harta reflexionamos con una nota publicada en plena pandemia sobre el boom de “chistes” sobre el vínculo de la comida con el encierro, la ansiedad y la incertidumbre. Luego retomamos el tema con un artículo sobre el culto a la delgadez. Llegó el verano y me parece importante volver a este tema que nos atraviesa, desde la vivencia personal o cercana. Porque el momento de lucha contra la gordofobia es posible y necesario.
Este artículo no es para les gordes: es para las familias y las amistades; es para las personas que crean publicidad y para aquellas que confeccionan nuestra ropa. Es para que nuestros representantes políticos se concienticen de la necesidad de una ley de talles. Es para les influencers y para los déspotas del marketing que nos venden cuerpos hegemónicos como sinónimo de belleza y «normalidad».
Una invitación a cuestionarse
No voy a entrar en la discusión de peso y salud, porque en ocasiones eso suele ser una justificación que antecede a una lluvia de críticas. Tampoco me interesa que este tema se convierta —como otras tantas luchas— en la excusa de muchas marcas de convertirse mágicamente en diversas y ver cómo nos encajan un producto. El objetivo principal es generar un espacio de reflexión, interna y con otres, para cuestionarnos prácticas y discursos poco felices y, principalmente, para generar mayor empatía.
El verano y les gordes: un proceso de deconstrucción
¿Llegamos al verano o el verano llegó a nosotros? Hace poco leí una publicación de la argentina Brenda Mato, modelo plus size y activista por la diversidad corporal, donde hacía referencia a este tema. Principalmente me impactaron sus palabras finales: «el verano no es un premio o un privilegio para unos pocos”.
Con esta frase tan simple se me vinieron decenas de imágenes de mi adolescencia, cuando me negaba al verano y manifestaba que no me gustaba nada la playa. En realidad lo único que no me gustaba era mi cuerpo. O, mejor dicho, la mirada de les demás sobre mi cuerpo. Pasé años sin disfrutar los veranos con mis amigas. ¡Si hasta me metía de remera a mi propia piscina sin espectadores alrededor!
¿Que no me gusta el verano? ¡Por favor! Si con tan solo una zambullida siento que soy la persona más feliz del mundo. El sol, la arena, la botella con hielo, la sal en la piel: todo eso me parece —hoy— incomparable. Pero esto no fue un proceso rápido, hubo muchos escalones previos para llegar a usar una bikini o caminar erguida hacia la orilla sintiendo que rompía mil cadenas. Fue un proceso de autoaceptación, fue mi hermana, fueron mis amigas y es hoy mi compañero. Por eso esta nota es para todo nuestro entorno.
¿Y qué tiene que ver esto con los espacios de privilegio? Todo. Porque cuando nos convencen de escondernos o de taparnos, de ausentarnos de un espacio, este termina siendo un lugar menos de conquista y se convierte en un lugar de naturalización de los cuerpos de “talla única” —como si los cuerpos fueran todos iguales.
A no «dejarlo pasar»
Probablemente estés leyendo esta nota y te estés haciendo mil cuestionamientos. Eso es importante. Llegaste hasta acá y estas palabras pueden generar una alerta en situaciones donde el trato hacia otra persona te haga ruido o te incomode, inclusive puede frenarte antes de que hagas algún comentario desagradable. Ningune de nosotres estamos exentes, estamos en un proceso de deconstrucción permanente que es difícil, y eso es totalmente valorable.
Si sos gorde y te dan ganas de quemar todo cuando alguien hace un comentario fuera de lugar, respirá profundo, tené paciencia. Hablalo en algún momento que sientas que es viable. Hacerlo enojades nunca sirve de nada. No alcanza con querer meterle al otre una idea que no puede sentir. Es un proceso progresivo y, a la larga, mucho más eficaz.
Si has presenciado comentarios gordofóbicos, aunque no sean referidos a tu persona, frenalos. Llamales la atención a quienes los hacen*. Si hay un amigue que esté siendo atacado te lo va agradecer, y si no hay nadie, no importa. Cuando dejamos pasar ciertos comentarios, inmediatamente se convierte en campo abierto para que sigan apareciendo. Saber poner el freno a tiempo es importante. Puede ser que a veces estas frases desafortunadas nos encuentren desprevenides y no sepamos cómo reaccionar. Pero es importante que lo hagamos en algún momento.
¡Verano para todes!
Que el verano te encuentre disfrutando sin juzgar/te. Subí el volumen con las Krudas Cubensi y mové todo ese cuerpo deseoso de disfrute.
*válido para todo tipo de comentarios: machistas, homofóbicos, racistas, xenofóbicos, etc.