Hoy te presentamos: Rosalind Franklin
¿Alguna vez escuchaste hablar de Rosalind Franklin? Una científica que hizo descubrimientos increíbles, pero fue injustamente ninguneada por sus compañeros. ¡Te cuento su historia!
El origen de Rosalind
Rosalind Elsie Franklin (1920 – 1958) fue una química y cristalógrafa inglesa cuyas investigaciones fueron primordiales e irremplazables para el descubrimiento de la estructura del ADN.
Rosalind provenía de una familia judía de buena posición económica y que se dedicaba a la banca desde hacía varias generaciones. Recibió su educación en colegios de muchísimo prestigio, donde se destacó en absolutamente todas las áreas. Aprobó el examen de ingreso en el Colegio Newnham, en Cambridge, para estudiar ciencias experimentales y lo que a ella más le interesaba: química. Esto le trajo problemas con su padre, que le quitó el respaldo económico, pero una de sus tías paternas decidió apoyarla y pagarle sus estudios.
El trabajo y el machismo
Rosalind se graduó en física y química en 1941 y ayudó con sus investigaciones al gobierno durante la Segunda Guerra Mundial. Su trabajo fue muy importante y le permitió defender su tesis doctoral en 1946. También refugió y ayudó a varios científicos que huyeron de la guerra, y fue una de estas, Adrienne Well, quien la orientó en su tesis y la animó a viajar a Francia para trabajar en el Laboratorio Central de Servicios Químicos del Estado.
Allí, Rosalind se encontró con un grupo de trabajo muy dinámico, abierto y sin un entorno abiertamente masculino y machista como al que estaba acostumbrada en Londres. Fue en ese lugar donde aprendió la técnica de difracción de rayos X en la que se convertiría en una experta y luego aplicaría a la molécula del ADN.
En 1951, volvió a Inglaterra y consiguió un puesto en el King’s College, donde el director, John Randall, le pidió que estudiara la estructura del ADN. Rosalind se encontró en un ámbito esencialmente machista, donde ni siquiera tenía permitido tomar un café en la sala de profesores como el resto de sus colegas, solo por ser mujer. Allí se trataba con respeto al personal femenino, pero se les dejaba en claro que nunca alcanzarían el status del personal masculino.
Está en el ADN
Durante su trabajo en el King’s College, Rosalind mejoró el aparato para obtener imágenes con ADN, modificó el método y obtuvo fotos con una nitidez sin precedentes, junto a su ayudante Raymond Gosling. Ese mismo año, dio una charla para exponer sus descubrimientos a sus colegas. Entre los presentes se encontraban Watson y Crick, dos científicos que también estaban interesados en la estructura del ADN y que fueron invitados por Wilkins, un colega con el que Rosalind no se llevaba especialmente bien. En los siguientes meses, Wilkins les fue enseñando las imágenes que Rosalind iba consiguiendo, entre ellas la famosa imagen número 51.
Cansada de sus idas y vueltas con estos tres científicos debido a la fotografía 51, y cansada también del ambiente del King’s College, Rosalind se trasladó al Birbeck College en 1953. Allí, enfocó su trabajo en los virus, específicamente en los del mosaico del tabaco y en el de la polio, trabajos que hasta el día de hoy siguen siendo citados. En 1956, se sintió mal durante un viaje y le diagnosticaron cáncer de ovario: murió dos años después, con tan solo 37 años.
La gran olvidada del Nobel
En 1962, cuatro años después de la muerte de Rosalind, los científicos Crick, Watson y Wilkins recibieron el Premio Nobel por sus descubrimientos sobre la estructura del ADN. Aunque la base de su investigación fueron los descubrimientos de Rosalind, no la mencionaron en el discurso de aceptación y la Academia tampoco la tuvo en cuenta desde un principio.
A Rosalind no solo la invisibilizaron, sino que también le crearon una mala fama, pues Watson publicó sus memorias en el libro La doble hélice, donde describe muy mal a Franklin, casi insultándola. Curiosamente, esto provocó que muchos biógrafos se interesaran en ella e investigaran su papel en este fundamental descubrimiento.