Anitta, videos musicales, diversidad y apropiación cultural
[Opinión]
¿Escuchaste hablar de Anitta? Esta cantante brasileña está arrasando en Latinoamérica y el mundo desde 2011, cuando comenzó su carrera. Seguro has oído alguna de sus canciones: desde las más clásicas, como Show das poderosas y Paradinha, a las más nuevas, como Vai malandra y Downtown (¡con J. Balvin!).
Anitta comenzó su carrera como una cantante de funk brasileño, género musical típico en las favelas de Río de Janeiro, donde creció la artista. Pero luego se volcó al pop, ya que su productora consideraba que esto le permitiría tener éxito en el plano internacional… Y así fue. Durante años, Anitta se mantuvo más que nada en el terreno del pop, pero últimamente la ídola brasileña está intentando volver a sus raíces, la cultura carioca y el funk, como vemos en el video de Vai malandra.
Pero hoy no quiero hablar de eso. Hoy quiero hablar del nuevo video de Anitta: Medicina, una de sus pocas canciones en español. El video de Medicina muestra una diversidad cultural por medio de la danza de una forma que pocos artistas han logrado. Al intentar mostrar la riqueza cultural de otras comunidades, muchos terminan en un uso vacío y ofensivo de los símbolos espirituales y culturales de otras comunidades. Incluso artistas nombrados por Anitta como grandes inspiraciones han cometido esos errores: ejemplos de esto son Dark horse, de Katy Perry, Princess of China, de Coldplay y Rihanna y Hymn for the weekend, de Coldplay y Beyoncé.
Apropiación cultural: qué es y por qué hay que evitarla
La apropiación cultural es definida como la adopción incorrecta de prácticas o símbolos culturales de una comunidad por personas que no pertenecen a ella; particularmente, por miembros de una comunidad dominante.
¿A qué llamamos adopción incorrecta? A aquella que busca despojar a los elementos culturales de las personas que los representan. Hay apropiación cultural cuando la industria de la moda decide que un elemento de gran significado simbólico en una cultura de repente solo es lindo y puede ser reproducido, comprado y vendido sin ningún tipo de responsabilidad al respecto.
Hay apropiación cultural cuando Katy Perry, una mujer blanca estadounidense —esto es, de una sociedad dominante— utiliza para sus videos (o sea, para vender) elementos culturales egipcios, chinos y afroamericanos. Porque las personas de estas comunidades han sido históricamente marginalizadas y discriminadas por utilizar estos símbolos y mantenerse fuertes en sus prácticas culturales, y a la sociedad dominante (europea, estadounidense, occidental) ahora se le ocurre venir por lo único que no ha arrebatado: su cultura.
Hay apropiación cultural en que el twerking, forma de baile típica de las mujeres afroamericanas desde siempre, fue mal visto hasta que lo nombró Miley Cyrus, así como lo fue tener los labios grandes hasta que los tuvo Kylie Jenner.
¿Esto significa que las personas blancas no podemos participar de prácticas típicas de otras culturas?
No, no es así. La apropiación cultural es sutil: difícil de percibir y todavía más difícil de comprender. Todos podemos aprender muchísimo del intercambio cultural, podemos disfrutar de un estilo de música que surge en una sociedad que no es la nuestra (el funk, el rap o el k-pop, por decir unos ejemplos), podemos apreciar los significados de vestuarios o símbolos de otras comunidades. ¡Y está genial!
Lo que no está bueno es cuando, en las ganas de “disfrutar” de una práctica ajena, la hacemos nuestra y la despojamos de su humanidad y su comunidad. Cuando el rap, estilo de música típico de la cultura afroamericana, empieza a ser representado por artistas blancos; cuando la vestimenta indígena se vuelve un disfraz de Halloween, cuando usar un hijab (el velo con el cual se cubren la cabeza las mujeres musulmanas) se vuelve el vestuario de Beyoncé en un video musical.
¿Y qué pasa con Medicina?
En Medicina, Anitta habla de que quiere bailar. Habla de la música como algo que libera y “suelta” a todo el mundo. Y en este entendido, muestra a grupos de mujeres de distintas partes del mundo bailando sus músicas típicas. ¿Lo importante? ¡Son mujeres de esas mismas comunidades! Anitta muestra diversidad cultural en toda su expresión, en lugar de utilizar los colores y movimientos de danzas típicas para adornar su video a su antojo. ¡Y está demás!
19 años y con la meta de cambiar el mundo. Mis días se resumen en dormir, estudiar y tomar mate. Escritora aficionada y amante del orden. Copada con escribir sobre género, sexualidad y todo aquello que me tenga harta.
Fotografía: Anitta