¿Y los Frida?
La obra muestra un estilo inicial de la pintora que no asociaríamos a los autorretratos que estamos acostumbrados a llamar Fridas. Retrata a su sobrina bebé, con una mirada bastante sentenciadora y vestida de celeste. En el piso, sola, está una muñeca de trapo con ropas muy parecidas a las de los Fridas. Vemos la infancia retratada de una forma a la que no estamos acostumbrados, pero nadie busca comodidad al ir a ver un cuadro de esta artista, ¿no?
¿Fin? Para nada. La exposición está llena de obras de diferentes artistas de los tres países, que se correlacionan por su unidad mediante diferentes ejes temáticos, pero para mí hay uno importante que no se menciona en los folletos y es las mujeres y su lucha. Constantemente vemos cuadros de latinoamericanas que buscan resaltar la belleza no europea (la piel blanca, los ojos claros, el pelo rubio. ¡No es el único tipo de belleza!), iluminar la existencia de aquellos ignorados por la sociedad (como los pobres, los niños, las mujeres mismas) y establecer su lugar como artistas y como mujeres. Entre ellas, destaco a unas cuantas y dejo para que descubran a un montón más: María Izquierdo muestra la niñez de clase baja y cuestiona esa forma “perfecta” en la que los niños supuestamente deben ser retratados. Todo esto mientras desafía a quienes no quisieron reconocerla como artista (estratégicamente colocada, una de sus obras se “enfrenta” a una de un muralista, corriente que nunca la aceptó. ¡Ja!). Celia Calderón muestra otros tipos de belleza además de la “blanca”. Débora Arango Pérez desafía una concepción de religión que ella no comparte y retrata a los “locos” y a las “viejas”, de quienes muchos artistas parecen olvidarse. Por último, Elsa Zambrano nos despide con su característico arte pop que cuestiona a toda una sociedad. Las uruguayas no se quedan atrás, aunque muchos tiendan a cuestionar erróneamente su lugar en este establecimiento. Las obras de Petrona Viera se hacen presentes en todo el museo: retrata al cuerpo femenino y a los niños, no como niños adultos o “trofeos” (que quedaran lindos para el cuadro; sus padres y la sociedad no eran lo importante), sino como niños. Hilda López retrata mujeres desde sus propios sentimientos y nos hace sentir cosas muy distintas con cada obra. Lola Lecour se establece haciendo énfasis en su formación como artista.
En una parte de la exhibición, sentí risas de complicidad en una esquina y, al acercarme, no me sorprendió ver que estas eran reacciones de los visitantes a la obra de Leonilda González. Ella asombra con Novias revolucionarias V, parte de una serie que muestra mujeres aterradas ante la idea del casamiento en 1968. ¡Hablame de revolucionarias! Todas estas mujeres (¡y me quedaron varias sin mencionar!) son luchadoras del arte y, muchas veces, los “conocedores” de la materia dicen que no merecen presentarse en el MNAV. Lo bueno es que este museo hace caso omiso de esas afirmaciones y nos presenta artistas que no son tan conocidos junto a los más nombrados, al mismo tiempo que busca equiparar la cantidad de mujeres artistas expuestas a sus contrapartes masculinas. Te sugerimos que vayas acompañada de quien quieras. Es un paseo supercómodo y tranquilo. Después podés tomar algo en The Lab, ubicado allí mismo, o simplemente sentarte a disfrutar del ambiente relajado del parque.
No te pierdas “Trilogía: Colombia, México, Uruguay en el MNAV”, abierto de martes a domingo de 13:00 a 20:00, con entrada gratis. ¡O las visitas guiadas los martes y jueves a las 17:00! ¡Mandanos un mensaje y contanos qué te pareció la visita!
Ary Globofóbica, amante de la imaginación, comediante y comunicadora. Busco destruir el patriarcado llenándolo de brillantina, vieron que es insacable. Le digo no a la gilada, y sí a la pizza y las pelis.