Los #sí y los #no en el gimnasio
Los #sí
– Fijar objetivos. Por más modelos supuestamente ideales que existan, cada cuerpo es diferente porque cada persona lo es. No solo tenemos un cuerpo: lo somos. Tener objetivos es buenísimo, te motiva a completar las sesiones y seguir entrenando. Pero es esencial que sepas que estás queriendo alcanzar algo por vos, porque lo deseás realmente. Hay muchos tipos de cuerpos; conocé y aceptá el tuyo. Y ahí sí, dale con todo a conseguir los resultados que querés.
– Poner la energía en vos. Preguntate: ¿cuál es mi objetivo?, ¿para qué vine hoy acá? Quizá te cueste poner el foco en tu propio cuerpo y no sentirte presionada por las demás personas, pero se puede lograr. Imaginá que estás sola. Si sentís que alguien te está mirando o que te da vergüenza hacer un ejercicio por si te juzgan, podés moverte a algún espacio alejado o simplemente respirar, recordar que estás ahí por vos y seguir.
– Aprender a hacer bien los ejercicios. La técnica es más importante que la cantidad de repeticiones o el peso con que entrenes. Para cuidar tu cuerpo es esencial que logres ejecutar los movimientos de forma correcta. Preguntale a la persona encargada de la sala cómo se hacen los ejercicios y no te sientas mal si necesitás volver a consultar. Todo es práctica.
– ¡Preguntar! Nadie nace sabiendo. Si algo no te sale o no tenés idea de cómo es, acercate a la persona encargada de la sala y pedile ayuda.
– Concentración. En el cerebro tenemos motoneuronas: células que se encargan, entre otras cosas, de decirle a los músculos que se muevan. Cuando realizás un ejercicio, tu mente tiene que estar en la zona específica que estás trabajando. Así, vas a lograr mejores resultados y prevenir lesiones.
– Calentar. Sí, calentar parece un embole. Se ve como previa al entrenamiento en sí. ¡Esto es súper falso! Preparar el cuerpo para los ejercicios más fuertes es parte de la rutina. Es más, además del calentamiento general (trotar, bici, elíptica, cualquier ejercicio aeróbico) que se hace al principio, existe el calentamiento específico: preparar la zona a entrenar. ¿Cómo? Haciendo dos series del ejercicio, primero con el 25 % del peso normal que usás y luego con el 50 %. ¡No fuerces a tu cuerpo!
– Estirar. Hermano gemelo del calentamiento, odiado por igual. ¡Tenés que estirar! Los músculos estuvieron esforzándose, contrayéndose, necesitan un tiempo para volver a su composición normal. Además, te va a doler todo el cuerpo si no lo hacés.
– Aprovechar los espejos. Es importante que mires cómo ejecutás los ejercicios, más que nada al principio. Por eso, si en el gimnasio hay espejos, ¡usalos! Te va a ayudar a mejorar la técnica.
– Llevá una toalla. Los aparatos son compartidos, así que es conveniente que la uses para apoyarte. La higiene del lugar es responsabilidad de todas las personas.
Los #no
– Sobreentrenar. Si tenés un objetivo y te copás mucho con el ejercicio (unas hermosas hormonas se encargarán de esto), es probable que quieras ir al gimnasio siete veces por semana y hacer el doble de lo que te mandaron, hacerlo con más peso o más repeticiones. ¡Stop, emoción! Entrenar más de lo necesario tiene efectos contraproducentes. Definitivamente es algo que no querés. El descanso es tan necesario como el entrenamiento.
– Querer ser como las famosas fitness de Instagram. El mundo del fitness explotó en Instagram en los últimos años. Hay personas cuyo trabajo es entrenar y tener una dieta específica para verse de determinada manera (¡y está perfecto si es lo que eligen!). Pero ¡ojo!, a veces no muestran todo lo que hacen y dan la falsa impresión de que ese es el objetivo a alcanzar si vas al gimnasio, el modelo de “cuerpo deseable“ (desde Harta rechazamos por completo esta categoría, cada cuerpo es como es). Está demás seguir cuentas de entrenamiento, pero siempre adecuándolo a tu vida, tus objetivos, tus posibilidades. Ejercitar no se trata de estética (aunque tiene grandes beneficios en este aspecto), es más que nada una cuestión de salud. Una entrenadora que tiene clarísimo esto es Anna Victoria, por eso te recomendamos su cuenta.
– Probar ejercicios nuevos sin ayuda. Si encontraste un ejercicio en las redes sociales o te lo contó una amiga y lo querés intentar, ¡genial! Pero preguntá primero. Como ya dijimos, agarrarle la mano a la técnica es un #sí.
– Repetir grupos musculares. El cuerpo necesita recuperarse. No hagas pesas dos días seguidos para los mismos músculos. Alterná. Esto va a hacer que tu entrenamiento sea más dinámico y divertido.
– Hacer las cosas rápido (muchas repeticiones o demasiado peso). Seguro hay ejercicios que te parecen un embole. Paciencia. Acelerar y hacer más repeticiones, o ponerle tanto peso a la máquina que no te deje hacer el movimiento completo, no va a lograr mejores resultados. Al contrario. Hacemos énfasis en que es mejor hacer menos y bien.
¿Tenés otros consejos para los primeros días en el gimnasio? ¿Te quedó alguna duda? ¡Escribinos!
Referencias:
Calais-German Blandine, (1994), Anatomía para el movimiento, Barcelona: Los libros de la liebre de marzo.
Delavier, Frédéric, (2011), Guía de los movimientos de musculación, Buenos Aires: Paidotribo.
Ilustradora: Majo